30/06/2017

Coloreando gatos

Hace unos días, pasé unas horas con mi sobrina de cuatro años y medio -así lo dice ella cuando le preguntan-.
Mientras yo hacía unas cosas en casa antes de salir para ir a jugar al parque, le di una lámina de uno de mis libros de gatos para colorear y una caja en la que guardo rotuladores de colores de diferentes grosores y tipos de tinta.
Después de más o menos un cuarto de hora de silencio, vino a buscarme y me dijo: "Tía Etel, ven. Yo pinto los gatos y tú lo difícil". "¿Lo difícil?", le dije yo. "Sí, las flores". Y me llevó de la mano hasta el salón.
Allí, muy cómoda ella sentada en una sillita, muy incómoda yo sentada en el sofá, un poco lejos de la lámina y de los rotuladores, intenté ir pintando florecillas mientras ella seguía con los gatos fáciles. Se me empezó a dormir el brazo, veía todo un poco borroso; pero seguí pintando hasta que lo terminamos todo y firmamos nuestra obra de arte para regalársela a su mamá.

Aquella situación me dio la idea de compartir contigo las dos partes de la actividad terapéutica de colorear, la positiva y la otra, que no es exactamente negativa pero sí que hay que seguir unas pautas para que espalda, ojos, muñeca, etc. no salgan perjudicados.
Además, también te podré enseñar dos preciosos libros para colorear con gatos, ¡cómo no!

Por ahora, te dejo la lámina que pintamos juntas y te invito a seguir el blog para que descubras más libros de gatos y con gatos para todas las edades.

coloreando-gatos

¿Sabes dónde estaba Rassel mientras tanto? En el armario, el lugar que ella considera seguro cuando vienen a casa personas que no conoce.

Tenemos un precioso Instagram en el que compartimos muchas cosas bonitas. Si te apetece, podrás seguirnos por allí y también charlar.

¡Miaumuac y hasta pronto!

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